Es verdad que el Manchester United no es aquel muestrario de estrellas que se plantaba en la final de la Champions de Roma de hace dos años para disputarle el título al Barça. En aquel equipo, Cristiano Ronaldo y Carlos Tévez, entre otros, aglutinaban la mayoría de los flashes. Pero a pesar de la ausencia del portugués y el argentino en el nuevo Wembley este próximo sábado, los red devils continúan contando con un jugador que ya hace más de un lustro que brilla con luz propia en Old Trafford: Wayne Rooney.
El ex del Everton puede ser una pieza clave para Sir Alex Ferguson de cara a intentar birlarle al equipo de Guardiola el máximo cetro europeo en Londres. Difícilmente, el técnico escocés saldrá a arrebatarle la posesión de la pelota al Barça en Wembley, y eso significa que el United planteará un partido a la contra. En ese hipotético escenario, el ‘9’ del Manchester puede ser letal.
"Tiene una diagonal de 60 metros que es muy difícil de marcar y de parar", explicaba el analista deportivo y ex futbolista Joan Golobart a esta redacción hace pocas fechas. Su calidad técnica y su velocidad lo hacen especialmente temible con espacios. Además, a la hora de definir tiene una sutileza sublime. Aunque prefiere rematar la jugada con su derecha de seda, tiene capacidad para finiquitar el ataque con la zurda, su pierna menos buena.
Su técnica exquisita le permite convertirse muchas veces en asistente. Para muestra, un botón. El 0-1 del United en la ida de semifinales contra el Schalke 04 en Gelsenkirchen (partido que acabaría 0-2 a favor de los red devils) nace de una pase maravilloso suyo que aprovecha con maestría Ryan Giggs.
En Roma 2009, Ferguson desperdició, quizás en demasía, la calidad de Rooney en pro del trabajo en equipo. En algunos momentos, incluso, parecía jugar de lateral. En Londres es fácil imaginarlo incrustado en el medio del campo inglés para salir a la contra a la mínima oportunidad. Gracias a dicha ubicación generaría superioridad en la medular y, además, dificultaría el futbol asociativo azulgrana.
A pesar de ser un killer, así lo dicta su genética, lejos del área se desenvuelve con soltura. Es por ello que lo vemos muchas veces yendo a recibir a la zona de construcción o cayendo a la banda. Eso sí, cuando pisa su zona de influencia innata, sufre una especie de metamorfosis. Ahí es cuando aparece el ‘9’ que lleva en la sangre: rápido en la ejecución de movimientos y letal, también, en el remate de cabeza. Este año, no especialmente fructífero de cara a gol, lleva 15 dianas en 39 partidos disputados. La temporada pasada, sin embargo, signó 34 goles, su mejor registro desde que llegara a Old Trafford.
Nadie sabe con certeza qué planteamiento utilizará Ferguson ante el Barça en la final de Champions (más allá de que muchos somos los que nos esperamos un United a la expectativa para sorprender al contragolpe a los azulgrana); lo que sí está meridianamente claro es que Rooney será el líder indiscutible de los red devils sobre el césped. Su calidad y, sobre todo, su carácter le otorgan esta distinción. El técnico escocés, como ya hiciera antes con otras estrellas, ha sabido torear como nadie el fuerte temperamento del jugador inglés. Fergie fue capaz de retenerle cuando el futbolista estaba resuelto, a principios de esta temporada, a abandonar el club inglés. Quizás las amenazas de muerte que recibió también acabaron pesando.
Pep Guardiola, estudioso como pocos, ya sabe a estas alturas cuáles son los peligros del United. Sin duda, Rooney debe ser, ahora mismo, una de sus pesadillas. Más concretamente, la dupla letal que forma el ex del Everton junto con el futbolista mexicano Javier Chicharito Hernández. "Chicharito es un crack. Se mueve, se aleja de la jugada. Es muy, muy bueno. Rooney va a jugar más la pelota. Chicharito alargará la línea defensiva y con Rooney habrá más profundidad en segunda línea", ha declarado en las últimas horas el de Santpedor.
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